¿Qué puedo hacer si mi hija o hijo no me permite acercarme a su vida digital?

La dificultad en estar cerca de la vida digital de su hija o hijo puede suceder en edades cercanas a la adolescencia cuando las y los pre adolescentes buscan independencia, privacidad y libertad. Lo ideal es poder compartir espacios en la cotidianidad y conocer sus intereses, preocupaciones, experiencias, no solo aquellas relacionadas con lo que hacen en Internet, sino de su vida en general. Esto se puede hacer desde cualquier edad y así poder construir una relación abierta y basada en el diálogo con su hija o hijo.

Para facilitar que niñas, niños y adolescentes nos permita involucrarnos en su vida digital, es necesario que los adultos que estamos a cargo de su cuidado y protección:

Nos interesamos por sus gustos y actividades en línea.

Dediquemos tiempo a interactuar con ellas y ellos a través de las diferentes pantallas y dispositivos.

Conversemos con ellos sobre lo que hacen en Internet.

Seamos capaces de reconocer nuestras dudas y temores para comunicarlos de manera clara y abierta.

Confiemos en su capacidad para usar las pantallas y dispositivos digitales de una forma segura y constructiva con el fin de resolver los problemas que puedan afrontar.

Les ayudemos a reconocer usos seguros y constructivos del Internet y otros dispositivos digitales.

Los acompañemos respetando su nivel de desarrollo, su privacidad y su independencia.



Las niñas, niños y adolescentes necesitan referentes cercanos a quienes acudir para aclarar sus dudas respecto a los contenidos, interacciones y comportamientos en línea que les generan alguna pregunta. Cuando no nos permiten acercarnos a su vida digital, vale la pena revisar si:

No nos permiten acercarnos porque nos hemos anticipado a darles toda la información y orientación necesaria para interactuar en Internet.

Tienen otros referentes digitales (amigos, docentes, libros, otras personas, Internet).

Cuando han planteado preguntas, hemos respondido con regaños o castigos.

Cuando han preguntado, han percibido que no nos interesa hablar del tema o definitivamente no lo entendemos.

No hemos desarrollado una conexión emocional que les permita sentir la seguridad y la confianza necesarias para plantear sus inquietudes.